Venía todo perfecto. Al menos, eso pensaba ella. "Quedamos en esperarnos, esperar para -al fin- poder estar juntos", repite hoy -cuando ya sabe que la prueba fue superada. Pero cuando llegó el momento de concretar la relacion tan anhelada (o al menos eso creía ella), el muchacho decidió contarle un cuentito cruel. De repente, la diferencia de edad era significativa, la rutina lo atareaba y, simplemente, se vió obligado (no por decisión propia, sino por las circunstancias de la vida) a ponerle punto final a la relación que todavía... ni había empezado.
-Agradecemos a una de nuestras
lectoras por habernos enviado esta historia.
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