Los hermanos sean unidos...

Martín y Georgi se conocían del colegio: él compartía el curso con Nati, la hermana de ella. Georgi hacía tiempo lo había fichado, pero no se animaba a acercarse. Una mañana, le llegó un sms de un número desconocido (era él). Mensaje va, mensaje viene, arreglaron para verse y chaparon. A las dos semanas de estar juntos, hubo una fiesta. Ahí los que chaparon... ¡fueron Martín y Nati! Cuando Georgi se enteró, se peleó a muerte con su hermana. Ella, arrepentida, le juraba que no iba a volver a pasar. Ante la insistencia, la perdonó. Pero semanas después, se repitió la historia.

Donde comen dos, comen tres (Parte IV)


Semanas después del incidente, la compañera le seguía insistiendo al rubio para salir. Lo ametrallaba a sms invitándolo a comer, al cine, a cualquier lugar donde pudieran estar solos. Él la esquivaba como podía, hasta que no tuvo alternativa. Pero la chica, que no estaba viviendo ya en el mismo hogar, no se enteraba de nada: ni del bombardeo de mensajes ni, mucho menos, de las sucesivas salidas que tuvieron. Ella había conocido a un tano espectacular y estaba empezando algo con él. Y, mientras que la compañera deseaba que la chica muriera de celos por sus citas con el yankee, ésta estaba en otra sintonía, embobada con el cocinero europeo.
Así pasaron las semanas hasta que llegó la última noche de las cuatro en USA. Habían arreglado para ir a comer todas juntas con el rubio. Pero pasó algo que arruinó los planes...

Titular y Suplente

Conocí a mi novia hace unos meses. Además de la edad (es unos años más chica), nos separan un poco más de 50 km, por eso nos vemos 3 días por semana. Durante uno de mis días libre-de-novia conocí a una rubia despampanante que me partió la cabeza, y empezamos a salir. Ella sabe que tengo novia pero no le interesa, puede compartirme. Por unas semanas pasé la mitad de la semana con mi novia oficial y la otra mitad con la de repuesto, pero después me arrepentí y ahora sólo estoy con mi novia.

-Agradecemos a uno de nuestros
lectores por habernos enviado esta historia.

Un príncipe que destiñó al tercer lavado

Conocí a M en un bar. Yo estaba con unas copitas encima y no recordé su cara. Después de varios sms, arreglamos para volvernos a ver. Increíblemente, no estaba nada mal y... ¡era caballero! Un punto a favor. Durante las veces que salimos, se portó como un príncipe azul. Pero a los dos meses tuvimos una charla por msn: "Tenemos que hablar =(", me puso. La paciencia no es mi mejor virtud así que le pedí una pista y me la dió. ¿Cuál era su dilema? ¡Su ex! Se había cruzado con ella y habían saltado chispas (chispas, fuegos artificiales, malabaristas y todo el circo).

Luego de pedirme perdón reiteradas veces, le dije que no pasaba nada, que uno no elegía de quien enamorarse, etc. Y él me contestó: "Un beso, nos vemos". ¡¿NOS VEMOS?! No querido, ¡así no me podes contestar después de decirme que me dejas tirada como un perro por tu ex!.

-Agradecemos a una de nuestras
lectoras por habernos enviado esta historia.

Otra vez sopa

ver Amigos son los enemigos

Fragmentos de una carta que le mandó a ella:

Puedo sonar engreído pero sé que conmigo estabas mejor. Por ahí te faltaba la parte de estabilidad emocional pero eras feliz. (...) Me pregunto si vas a resignar tu felicidad por una persona que no te hace sufrir. Yo no puedo ofrecerte ni la mitad de las cosas que J te da (y no hablo de plata). Yo no puedo prometerte que no te voy a hacer sufrir porque sería mentirte. (...) Dame otra oportunidad, yo te prometo que vamos a ser más felices que antes. Pensalo. Te amo.

Ella lo perdonó y volvió a adornarla con la misma que lo había hecho 6 meses antes.

Donde comen dos, comen tres (Parte III)


Llegaron al depto y, entre risas y ruidos graciosos, se dieron cuenta de que faltaba la compañera. Ella le preguntó a su best, al pasar: "¿Habrá salido con él?". Su amiga soltó una carcajada a modo de respuesta justo cuando se abría la puerta y aparecía su compañera, producida de pies a cabeza, con una sonrisa triunfante de oreja a oreja. Las amigas se miraron cómplices y, sin decir palabra, comenzaron con su rutina nocturna de caminata.
Cuando volvieron al hogar (¿dulce? hogar), su compañera -encerrada en la habitación- recordaba una y otra vez las conversaciones que había tenido con el yankee y soñaba que, finalmente, él corría hacia ella y la hacía suya.

Las hermanitas MACANA

Él, un cañoman último modelo, era novio de su hermana y las había invitado a las dos a pasar Navidad con su familia. Ella le tiraba tanta onda que hasta las sobrinas de él se habían dado cuenta que ahí había algo, pero nadie las escuchaba porque eran menores y podían confundir una típica relación de hermandad con una calentura febril. Hasta que la mañana del 24 se vieron envueltos en una situación complicada: él estaba durmiendo y ella... ella intentaba despertarlo, con tanta mala suerte que entró la madre de él. Los gritos se escucharon hasta la iglesia y, como si fuera poco, en ese momento intervino la novia del cañoman: "Señora, yo la mandé a levantarlo". Obviamente, la familia de él jamás volvió a ver a esas hermanas.

Ese gustito amargo

Él era un atorrante de aquellos, y ella lo sabía. Le mandaba sms con alguna que otra frase hecha, la esperaba en el msn hasta altas horas de la noche, la pasaba a buscar cuando salían y la llevaba de regreso a su casa: la mimaba como sólo él podía hacerlo, pero de amor ni hablar. Con cada acción suya, ella se moría de amor. Y lo odiaba por eso; lo odiaba por prometerle -en vano- el cielo y las estrellas, lo odiaba por dejarle ese gusto amargo del desamor, lo odiaba porque la quería pero no alcanzaba. Y justo ahí, cuando ella creía que nunca iba a tenerlo, aparecía. Y le mandaba un sms, le hablaba por msn, la pasaba a buscar; y ella -una vez más- caía en sus redes.

¡Basuuuuuuuuuuraaaaa!

Es que no es sano que yo les diga que es una basura y que no puedo dejar de pensar en él. Que les cuente que me encanta que me llame y me mande sms en el momento que menos lo imagino; que me pregunte cómo estoy (algo tan común pero tan profundo); que me invite al cine, que pase por mi casa solo para saludarme, para abrazarme y decirme que me quiere mucho. No entiendo su naturalidad para endulzarme los oídos con solo gastar un rato de su tiempo para que nos veamos (sin importar si es miércoles, viernes a la noche o domingo a la tarde). Se preguntarán, entonces, ¿por qué digo que es una basura? Bien. Así como todo lo que me ofrece, me hace sentir especial y única en el universo, todo eso junto también me hace entender -con el pasar del tiempo- que quedará solo en eso, que -probablemente- invente día tras día sola en mi cabeza la utopía de tener algo más. ¡Claro! Es sólo eso, es una mentira. ¿Me van a decir que no se dá cuenta de nada? ¡Pero por favor! Y por querer algo diferente de lo que yo quiero, lo catalogo de basura. Por quererme como la mejor amiga. Por quererme como la mejor confidente, la mejor consejera. Por quererme tal cual soy, sin reprocharme nada. Insinuándose (porque ese encanto lo lleva en las venas) pero siempre desde lejos. Y, cuando logro que se acerque, pasa algo y de nuevo lo siento a kilómetros. Es una basura, la más linda de todas.
-Agradecemos a una de nuestras
lectoras por habernos enviado esta historia.

 

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