"Yo fui un gil pero vos no deberías haberte puesto de novia tan rápido", le reprochó él en una salida en la que también se encontraba el novio de la joven. Años antes, durante una reunión familiar, estos antiguos amigos habían tenido inteciones más-que-amistosas. Esa noche, y luego de varios palos, ella lo llevó a una habitación, se sentaron en la cama y, para sorpresa del caballerito, ella se desabrochó el corpiño. Sin decir nada, él se levantó y se fue.
Ahora se digna a hacer reproches y a pedir explicaciones. Y, durante sus escenitas, se dedica a agarrarle la mano y a besarle el cuello. ¿Ahora te acordás que le querés dar? Tarde, man.
-Agradecemos a una de nuestras
lectoras por habernos enviado esta historia.
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